viernes, mayo 16, 2008

la shane ibérica

El yeti
su versión sumergida
El club de la pelea
Algo desconocido
Es tremendo
Es una cosa desmedida
la ultimidad de la disminución
antimateria
intimidad

Menos mal que estaba ella
que es tan dura
No sabe ni pasarme el brazo por la espalda
y eso me ayuda
-vale, vamos a tomar algo
(aunque yo tenga esta pinta de esclava)

Luego ha podido admitir que tenía frío por las piernas
Su amante la ha llamado tres veces
Le ha mandado decirme que me quede
un rato
y yo con estas pintas
de poria crataegi otra vez

Las vacaciones
Los calambures
Mi embarazo
es psicológico

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa oda.

Anónimo dijo...

correcta incorrecta, Vir.
Y escalofríos

Anónimo dijo...

Las huidas. Paisajes de autopista entre luces intermitentes. Carreteras comarcales y camiones volcados en el arcén. La voz sin fondo de Beth. La voz sin escrúpulos de Nina. La música sin voz de Volfgang. La música sin fin de Arvo. La voz sin cuerpo de Luciano. Los cuerpos sin voz de mis compañeros de viaje.

Y me asusta tanta melancolía entre estos árboles oscuros a ambos lados de mi camino nocturno: sigo huyendo con Edith, en el recuerdo de otros tempranos kilómetros de existencia.

Escapar veloz con la memoria atenta, la mirada intacta, el pensamiento fresco. La espantada inocua porque conocemos de antemano el punto de regreso - los domingos de reina con el desayuno y el periódico revueltos entre las sábanas - y los fantasmas, domesticados a base de sonrisas y gominolas como cebo en las trampas que esconden los armarios.

Nunca he escapado de nada, ni siquiera de mí misma.

Será por culpa de ese pertinaz rastro de arena que escapa de mis bolsillos delatando mi trayectoria.