Gran muñeco, quería convencerte,

al margen de la familiaridad,

soy tu súbdita y cargo tu pirámide

sillar a sillar

construyo el hueco para la alquimia

y que, dentro,

aúlle tu antimonio esperando

como una nota espera

al final del barrido de unos ojos

tras la llamada de un superíndice.

ronda nocturna

Leviatán mermado, duermes
y sólo resta la fuerza de tu ronquido
flanqueado por una corona de restos
de comida de elefante.

En la televisión: curling,
el panegírico del deslizamiento.
Precisas,
las rocas,
sobre una pista de hielo perfecta.
La optimización dobla las puntas hacia adentro;
sería como acercársete y ponerte, con cuidado,
una de esas tiritas para abrirte las fosas nasales.
redonda es la muerte.
La noche, un rombo.

doríforo

Quizá sea útil esta manivela
para torcer el brazo
que agarra la metafísica
provinciana
y sectaria
que hay entre tú y yo.
Quiero una idea de compañía equivalente
a la imagen más esquemática de un cuerpo
que me recoge del gimnasio.
El único sentido de la estadística es analgésico:
esquivar la tristeza que da el detalle.

>

edad

bodegón:

promesa de eternidad.

Ahí aparezco yo

cuando las actitudes

devienen formas

.

morder el pañuelo

tu terapia y tu multa a partes desiguales

la señal que me has dejado tantas veces

se agita, por fin,

en otra superficie

.

convergencia

te toco ojo técnico

siempre es de día dentro de la bomba

.

mina

hay que abrir un túnel por otra parte.

Un insecto proyecta poliedros chocando en el hueco de mi mano contra la encimera.

No sé hasta dónde llevar mi poder,

me acaricia una muerte por aplastamiento

y escucho que les suministran el alimento por un tubo que llevan hasta el interior de la cámara.

Ojalá mi brazo a veces fuera robótico y fuera lejos

pero soy un mono apartándote las moscas y,

mientras decido,

se abren huecos entre mis dedos.

El hormigueo es artificial,

mi construcción:

débil.

besar correa

cinturón de volcanes
me dignifica ser tu cenicero

Llenar el ojo

husos del dolor:
pértiga que saca del último bocado
las ganas de comer.
Te ha pasado como a mí
documentar el hambre
antes que la tripa

cleopatra

tu piel es un diente gigante
cáete ya debajo de mi almohada
o rómpete en mil pedazos

introducción al rizo

no entender nada es un plano
no entender nada es un plan
así mi cuerpo por fin toca el órgano
y suenan los estómagos